¿Y si... la hiperinflación en Turquía se afianza?
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Imagínese despertarse y descubrir que el precio del pan se ha duplicado de la noche a la mañana -no sólo una vez, sino varias- hasta que incluso una simple comida se convierte en un lujo. Esta será la realidad en Turquía, un país donde la crisis económica es casi tan predecible como la salida del sol. Pero en 2025, estas turbulencias serán mucho peores.
En julio de este año, la hiperinflación en Turquía se apoderará completamente de la economía. Los precios subirán de forma inimaginable, haciendo que el valor de la lira caiga en picado y que el precio de los artículos cotidianos sea inasequible. Las importaciones cesarán casi por completo y Turquía no tendrá más remedio que recurrir a su propia producción. En diciembre de 2025, los efectos de esta tensión económica serán innegables, desencadenando una crisis económica que nadie podrá ignorar.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
La hiperinflación en Turquía no se producirá de la noche a la mañana; probablemente será el resultado de una serie de pasos en falso, un momento desafortunado y una intervención excesiva del gobierno. Cuando se combinan la devaluación de la moneda, la inestabilidad política y los retos de la política monetaria, se crea un entorno económico difícil que conducirá directamente a la hiperinflación en Turquía.
El precio de la inflación
Tierra de larga historia, esta nación también ha sido escenario de una de las inflaciones más altas del mundo. En octubre de 2022, la inflación alcanzó un escandaloso 85%, preparando el terreno para la crisis económica que pronto veremos. La lira turca, relativamente estable a 3,6 TL por dólar antes de COVID-19, se había devaluado 10 veces en 2023, cayendo a 36 TL por dólar. En ese momento, el tipo de cambio vivo se convirtió en un punto de referencia clave para los traders que controlaban las fluctuaciones diarias de los precios. Con su fuerte caída de valor, la importación de bienes se ha vuelto significativamente más cara y menos práctica. Normalmente, esto llevaría a un país a apoyarse más en su propia producción, pero el sector agrícola turco tiene sus propios problemas. Hay muchas tierras de cultivo, pero la mayoría son áridas y no fértiles. Si a ello se añade una fuerte dependencia de los fertilizantes y la maquinaria importados, se obtiene un sistema agrícola al que le faltan muchas piezas, a pesar de algunas cosechas de gran calidad como las avellanas y los albaricoques.
Pero con la inflación desbocada, las familias sienten la presión y la realidad de la subida de precios hace que a muchos les resulte más difícil salir adelante. La inflación puede ser invisible, pero su impacto se deja sentir en la mesa.
Batalla por las tasas de interés
¿Otra característica extrema de la economía de Turquía? Las tasas de interés. En la década que siguió a la crisis financiera de 2008, la mayoría de los países aspiraron a tipos de interés cercanos a cero. Turquía, en cambio, optó por una subida de tipos extremadamente agresiva en enero de 2014, del 4,75% al 10% tras la incertidumbre política, como un intento de restablecer la confianza de los inversores. En 2018, el Banco Central de Turquía (CBRT) subió drásticamente los tipos aún más, hasta el 24%, e incluso un año después, cuando el CBRT redujo los tipos, solo lo hizo en un 50%, hasta el 12%, todavía extremadamente altos.
Consciente de ello, el Gobierno siguió presionando para que se aplicaran nuevos recortes, ¿y la forma de conseguirlo? Asegurándose de que la política monetaria del gobernador del CBRT estuviera alineada con el gobierno. En los últimos 5 años, Turquía ha sido testigo de una gran rotación de gobernadores del Banco Central, 3 para ser exactos, de los cuales 2 fueron destituidos por oponerse a la persistente presión del gobierno a favor de tipos de interés bajos. El Banco Central no fue la única rama del gobierno afectada: en 2020, el Ministro de Finanzas y Hacienda fue destituido tras proponer tipos más altos para atajar la inflación. A raíz de ello, el valor de la lira turca se desplomó aproximadamente un 10% hasta alcanzar su mínimo histórico: 8,5 por dólar estadounidense.
El camino hacia la hiperinflación en Turquía
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A lo largo de 2025, Turquía se enfrentará a presiones inflacionistas debido a una serie de medidas económicas audaces pero, por desgracia, arriesgadas. Tras la primera bajada de tipos en más de un año, el 26 de diciembre de 2024, que marcó un giro en una política monetaria de 18 meses, el Gobierno insistirá en seguir recortando los tipos de interés mensualmente.
En enero de 2025, los tipos de interés se reducirán otro 2%, hasta el 45%, lo que provocará un aumento de la inflación hasta alrededor del 50%. En febrero se producirán nuevos recortes del 5% al 40%, lo que elevará la inflación al 60%, erosionará el poder adquisitivo y provocará un descenso del gasto de los consumidores. A su vez, el crecimiento se ralentizará. Enfrentado a un coste de la vida en alza, al desempleo y a una crisis económica general, el Gobierno se enfrentará a una impopularidad extrema.
Por último, en marzo de 2025, bajo una fuerte presión para que actúe, el gobierno turco insistirá una vez más en bajar los tipos de interés, esta vez de alrededor del 40% a un escandaloso 10%. La inflación se disparará hasta el 80%, haciéndose eco de la inflación del 85,5% de octubre de 2022. Esta interferencia incesante destruirá por completo la credibilidad del Banco Central, y la lira turca, una vez una moneda respetable, ahora se derrumbará a mínimos históricos de 100 TL por USD, con su poder adquisitivo evaporándose a una fracción de su valor anterior. El resultado será que el Gobernador del CBRT será el chivo expiatorio y será destituido, a pesar de alinearse con la política monetaria del gobierno, para mantener la imagen política del gobierno.
Con la entrada en funciones de un nuevo Gobernador del CBRT, la presión del Gobierno en favor de drásticos recortes de los tipos de interés continuará como un reloj. ¿Por qué esta obsesión con los recortes de tipos? El gobierno turco cree que los tipos bajos son la clave del crecimiento económico y la creación de empleo, incluso a costa de una espiral inflacionista. Cree que industrias como la construcción prosperarán con crédito barato, impulsando el apoyo político. Esta creencia desempeñará un papel importante en la aceleración de la hiperinflación en Turquía a lo largo de 2025. Temiendo una recesión, apostarán por una solución a largo plazo, incluso si eso significa soportar la hiperinflación en Turquía por el momento. Es la clásica tenacidad política: no darán marcha atrás en su política de tipos bajos, con la esperanza de que acabe sacando a la nación de este embrollo, valiendo el dolor a corto plazo la ganancia a largo plazo.
En abril de 2025, a pesar de que la inflación se disparó hasta el 85%, la tasa bajará al 7%. En mayo, la inflación alcanzará el 90%, pero el gobierno, decidido, recortará aún más los tipos hasta el 4%, seguido del 2% en junio, y, en julio, estaremos ante un tipo de interés del 0% mientras la inflación corre hacia el 100%+ - causando Hiperinflación en Turquía.
Efectos en cadena
Las consecuencias de la hiperinflación en Turquía se dejarán sentir de inmediato y en todas partes. A finales de 2025, la inflación alcanzará un sorprendente 300% en algunos sectores. Los precios de los productos de primera necesidad se dispararán, duplicándose en un abrir y cerrar de ojos. Las familias apretarán sus carteras, preguntándose si podrán estirar sus liras lo suficiente para comprar pan o incluso un puñado de verduras. La lira, ya débil por años de devaluación, se desplomará aún más, dejando su valor sin valor.
Con la hiperinflación en Turquía a niveles históricos, las importaciones serán prácticamente inexistentes. La dependencia de Turquía de productos esenciales caros como el petróleo, los fertilizantes y el oro se convertirá en su talón de Aquiles. Con la hiperinflación en Turquía haciendo subir los precios, la importación de estos bienes se hará insostenible. Cuando los costes se disparen, las cadenas de suministro se desmoronarán, dejando las estanterías de las tiendas y los mercados vacíos. Los bazares dejarán de ser bulliciosos y animados. Incluso comer en un restaurante se convertirá en un recuerdo que sólo será realidad para los más ricos.
La falta de recursos naturales de Turquía añade otra capa a esta crisis. Sin reservas nacionales de petróleo u oro, el país no puede buscar alivio en el interior. Mientras tanto, los tipos de interés estables de los países occidentales amplificarán el dolor, haciendo que el ya débil poder adquisitivo de la lira sea casi inútil en la escena mundial.
A medida que 2025 se acerque a su fin, la economía de Turquía se parecerá más a un castillo de naipes que a un sistema próspero. Las familias racionarán las comidas, las empresas cerrarán y la supervivencia se convertirá en la máxima prioridad. Para una nación conocida por su longevidad, éste será un capítulo muy oscuro.
Mirando al futuro
Mientras los ciudadanos luchan contra las secuelas de la hiperinflación en Turquía, el futuro estará lleno tanto de retos como de posibilidades. En 2026, es probable que surjan varias tendencias importantes, cada una de las cuales reconfigurará la economía y la política del país.
La agitación política será inevitable. El descontento de la población, que ya ha alcanzado un punto de ebullición, provocará la caída del actual gobierno en julio de 2025. Con ello, la región experimentará grandes cambios, incluidos movimientos separatistas que redibujarán los mapas e intensificarán las tensiones geopolíticas en la región en torno a Turquía, lo que repercutirá en los países vecinos y las potencias mundiales.
Un nuevo liderazgo traerá cambios para revertir las controvertidas políticas monetarias del anterior gobierno turco. La subida de los tipos de interés se convertirá en la norma, y los esfuerzos por estabilizar la lira y recuperar la confianza internacional pasarán a un primer plano. Pero reconstruir la confianza tras la hiperinflación en Turquía será un proceso lento y difícil. Estos ajustes no supondrán un alivio instantáneo. La inflación seguirá siendo alta, las importaciones muy escasas y la producción nacional estará al límite al menos durante los próximos años.
El camino de Turquía hacia la recuperación dependerá de su capacidad para construir una economía autosuficiente. Este cambio, aunque doloroso, podría impulsar la innovación en la agricultura y la industria manufacturera. Pero en 2026, la dependencia de la producción nacional continuará, dejando al ciudadano turco medio en una realidad marcada por la escasez y la supervivencia.
Qué significa esto para los traders hoy
Para los traders en 2025, la hiperinflación en Turquía presentará tanto retos como oportunidades. Con los tipos de interés turcos cayendo hasta el 0%, la hiperinflación en Turquía desestabilizará la lira aún más, llevando a muchos a operar con materias primas como el oro en su lugar. Cuanto más se debilite la lira, mayor será la demanda de oro debido a su condición de activo refugio.
En cuanto a otras materias primas, Turquía aporta el 3% de la producción mundial de trigo, aunque la mayor parte se consume internamente. Aunque esto limita su impacto en la economía mundial, las restricciones a otras exportaciones clave como los albaricoques y las avellanas podrían seguir afectando a las cadenas de suministro regionales. Los precios del trigo en países vecinos como Irak y Siria pueden sufrir fluctuaciones, pero los mercados mundiales no se verán afectados en gran medida.
Mientras Turquía enfrenta a las consecuencias de la hiperinflación, la resistencia de su pueblo y la adaptabilidad de los mercados mundiales determinarán si esta crisis económica es un cuento con moraleja o un punto de inflexión en la historia económica turca.